Encontrar supernovas —estrellas que explotan— es un asunto complicado. Una supernova aparece como una estrella brillante durante un corto periodo de tiempo, normalmente entre horas y meses. Si no estamos mirando en el lugar correcto y en el momento adecuado, es fácil pasar por alto y no verlas.
El estudio de los elementos que son arrojados cuando las estrellas explotan nos ayuda a entender cómo se forman los nuevos sistemas estelares y a conocer mejor las condiciones que hacen posible la vida, ¡incluida la nuestra!
Pero no hay ninguna advertencia sobre cuándo o dónde aparecerá una supernova, por lo que muchas veces ellas son descubiertas a posteriori, por astrónomos que comparan imágenes de la misma zona del cielo buscando objetos que cambian de brillo con el tiempo.
En el pasado, los datos sobre las supernovas se han recopilado a partir de diferentes estudios astronómicos, una vez que los astrónomos necesitan imágenes frecuentes de la misma zona del cielo para captar una supernova en acción. Pero como cada exploración utiliza un telescopio diferente y una estrategia de observación distinta, puede ser todo un reto para los científicos obtener datos consistentes y precisos.
¡Ya no! El Observatorio Rubin será una gran herramienta para encontrar supernovas, ya que escaneará todo el cielo del hemisferio sur a intervalos más frecuentes que cualquier otro telescopio de la historia.
El Observatorio Rubin enviará automáticamente una alerta cada vez que se detecte un cambio en una de sus imágenes, y tomará imágenes de la misma parte del cielo cada 3-4 noches. Así, dentro de 60 segundos, se activará una alerta para una estrella que haya aumentado su brillo desde la última vez que el Observatorio Rubin haya tomado una imagen de ella. Ninguna otra investigación ha hecho esto antes.
Pero no todas las alertas serán de supernovas, ya que hay muchas otras razones por las que los objetos pueden presentar cambios en su brillo. Por ello, los astrónomos que estudian las supernovas han creado métodos informáticos para filtrar todas estas alertas y encontrar las que tienen más probabilidades de ser supernovas, lo que ayudará a seleccionar a los mejores candidatos para su seguimiento con otros telescopios.
En promedio, la luz de una supernova tarda unas dos semanas en alcanzar su brillo máximo. Cuanto antes los astrónomos encuentren una, más tiempo tendrán para estudiar su evolución antes de que se apague.
Se espera que los datos generados por el Observatorio Rubin durante los 10 años de la investigación contengan información sobre cerca de 10 millones de supernovas. Compare esta cifra con el hecho de que se han observado solamente unos pocos miles de supernovas hasta la fecha y usted entenderá por qué los astrónomos que estudian estas explosiones estelares están tan entusiasmados con el Observatorio Rubin.